instagram wattpad
La quinta loba.

La quinta loba.

  • Página principal
  • Sobre mi
  • Contacto
  • ☕ ¿Me invitas a un café?
Con la tecnología de Blogger.

 ¡Hip!


Victoria, cuchara de madera en mano, se dispuso a remover la humeante cazuela que burbujeaba sobre el fuego. Llevaba horas en la cocina preparando comida para toda la semana. De vez en cuando, pegaba pequeños sorbos de un espectacular vino francés que le amenizaban la tarea. Probó sus lentejas y se apoyó en la encimera para apurar su copa, mirando satisfecha por la puerta de cristal que daba al patio trasero. 
Un extraño sonido le alertó, como el crujido de unas ramas. Apoyó la bebida en la mesa, junto a la botella, y secó sus manos en el mandil de cuadros atado a su cintura. Inmóvil, agudizó la escucha y un segundo sonido de pisadas le confirmaron lo que más se temía: alguien estaba fuera, en su patio.
Miró sus zapatillas de casa desgastadas pensando en correr, su cabeza giró buscando un cuchillo, algo con lo que defenderse. 
Las pisadas se escuchaban cada vez más cerca hasta que vio plantarse justo delante de la puerta a un hombre encapuchado con un hacha en la mano. 
Los nervios hicieron que de un codazo Victoria tirara la copa y la botella al suelo, que resbalara y la cazuela de lentejas se le vertiera encima. Cayó abrasada sobre los cristales rotos que atravesaron su cabeza, haciendo que el rojo del vino se mezclara con el de su sangre.
El hombre en el patio se quitó entonces su capucha, consternado por lo que acababa de contemplar: era su marido. 
—¡Victoria! —gritó sollozando, dejándose caer de rodillas.
«Cómo explico yo ahora que solo quería quitarte el hipo».


Balta M.R



Share
Tweet
Pin
Share
1 comments

 TEPT


Muchos soldados, y otros profesionales, tratan el tema en sus reuniones, hablan de ello con naturalidad e intentan superar sus días como pueden. Me refiero al TEPT: trastorno de estrés postraumático. La ansiedad, la angustia y el estrés nos comen por dentro, lentamente, como los gusanos cuando engullen carne podrida. ¿Cómo pretenden que después de vivir tanta tensión tengamos una vida normal? 
Las pesadillas son recurrentes. No sé para los demás,  pero yo las tengo cuando consigo dormir algo, el resto de noches las paso con insomnio, mi nuevo compañero de piso. Mi psicólogo dice que no estoy solo, y que muchos compañeros lo sufren como yo, ¿debería consolarme eso? Es horrible que en cualquier momento un flashback te paralice. La irritabilidad continua y la preocupación intensa. Hablé con algunas personas en mi situación,  dicen ver la cara del enemigo cuando cierran los ojos: a mi me pasa también, con todos ellos. Debí haber hecho caso a mi madre y haber estudiado derecho en vez de magisterio.



Balta M.R
Share
Tweet
Pin
Share
1 comments

 EL RESCATE


El sigilo se terminó cuando el dragón abrió los ojos. El príncipe desenvainó su espada desde el otro extremo de la sala, el roce del filo con la vaina de piel de búfalo produjo un golpe seco. Cogió del caballo el escudo y con movimientos lentos se acercó al dragón.
Sus escamas azules con los filos dorados se erizaron, aunque continúo tranquilo, tumbado y expectante. El polvo de las vidriosas ventanas apenas dejaba pasar algún rayo de sol, pero el amarillo de sus ojos suplía la falta de luz en la estancia.
A solo unos pasos del animal, el príncipe, con la mano temblorosa tras comprobar su tamaño, levantó la espada:

—Yo, el príncipe Alonso, hijo de Igor El Fuerte, primero de mi nombre, te condeno a morir. 

 Azotó fuerte sobre este sin éxito, palideciendo al ver la dureza de sus escamas,
y con la espada aún posada en su cuerpo le pareció ver algo imposible: el dragón le sonrió.
La bestia se levantó en un movimiento rápido haciendo caer al príncipe al suelo. Este, aferrado a su espada, se incorporó buscando refugio a tiempo para ver como su caballo huía relinchando, deshaciendo el camino hasta llegar a la entrada de palacio.
Corrió hacia el mismo pasillo que su blanco y pulcro corcel hasta llegar a unas escaleras. Inmóvil, ajustó su espalda a la pared, esperando que el dragón fuera lo suficientemente inútil como para no encontrarle. 
De forma sigilosa se asomó al hueco de la escalera para tratar de descubrir hacia dónde llegarían y, para su sorpresa, encontró a la princesa asomada a ellas. 
Era preciosa, justo como la había imaginado todos estos años en los que había soñado con matar al dragón, rescatarla y convertirla en su esposa. Su piel blanca y su trenzada melena rubia le hizo olvidar a la bestia. Le sonrió cuando vio como ella se llevó las manos a la boca y pegó un corto grito. El príncipe se giró alarmado para contemplar al dragón mirándole divertido:
—Hola principito —le dijo. 
El pestazo de su aliento hizo que Alonso tuviera que parpadear muy rápido, y tras recuperar por completo su visión, comenzó a correr escaleras arriba justo en el momento que el dragón las bañó de fuego. Sintió calor en su trasero, pero por fortuna no llegó a más. 
Las escaleras le condujeron a otro largo pasillo, cuyo suelo cubierto por una enorme alfombra roja, silenciaba las pisadas de todos los presentes. 
La princesa corría unos metros por delante de ambos, Alonso le gritaba que no tuviera miedo, que la salvaría, y el dragón, divertido, seguía sus pasos andando.
El príncipe vio como su futura amada se adentró en una habitación.
—¡Por aquí! —le gritó desde dentro.
Cruzó el umbral espada en mano y la contempló agazapada en un armario. 
—Aquí él no cabe —le susurró.
El príncipe, totalmente embelesado por su dulzura, tomó su mano y se metió con ella en el ropero de madera para descubrir que este no tenía trasera. Salieron andando por otra estancia de suelo empedrado.
—No se preocupe, mi dama —dijo besando al fin su mano— la sacaré de aquí sana y salva.
Pronunciadas dichas palabras, el dragón se acercó por su espalda y con sigilo, utilizó una de sus garras para arrancarle la cabeza. El cuerpo cayó a los pocos segundos, dejando eco en la habitación.
La bestia miró más de cerca la cabeza que aún sostenía en la mano, e hincó la uña en su cuello como si de un cubre uñas se tratase. Meneó el dedo divertido comprobando que su mandíbula se movía hacia arriba y hacia abajo, al unísono.
—No se preocupe, mi dama —dijo con una voz ridícula haciendo de ventrílocuo— la sacaré de aquí sana y salva.
La princesa comenzó a reír por la imitación.
—Empieza a resultar aburrido, ¿no crees? Cada vez nos duran menos —suspiró—, espero que no te canses de hacer esto nunca.
El dragón sacudió su garra para deshacerse de la cabeza y se acercó más para acariciar su mejilla.
—Jamás me cansaré de luchar para que podamos seguir juntos, mi amor. 
Y así, chapoteando sobre el charco de sangre del príncipe, ambos se fundieron en un beso de pasión.


Balta M.R


IG: @laquintaloba


Share
Tweet
Pin
Share
1 comments

 LAS COSAS COMO SON


Sé que muchos de ustedes critican mi estilo de vida, que les sería lícito acampar con pancartas y cancioncillas mientras se quitan los piojos unos a otros de esos enmarañados pelos que llevan. Pero oigan, que quieren que les diga, esto siempre ha funcionado así. Siempre ha habido unos más altos que otros, unos más guapos que otros y unos más ricos que otros. Y esto, permítanme ser rotundo, no va a cambiar. 
Ha funcionado así, y así funcionará.
Y sí, es cierto que soy el dueño de algunas personas, que tengo esclavos, ¿y saben por qué? Porque puedo.
Yo no he decidido nacer en la posición en la que estoy, simplemente he tenido esa suerte y trato de disfrutarla. Es más, considero que es mi deber amortizarla y mi obligación utilizarlos.
Tampoco nos llevemos las manos a la cabeza, señores, la esclavitud también tuvo sus beneficios:
  • Trajo consigo el descubrimiento de frutos y granos.
  • El índice de obesidad era infinitamente inferior al actual.
  • No existía prácticamente la diabetes.
  • No había sobrepoblación.

En fin, muchas ventajas.
Las de la esclavitud de hoy no son estas, seguro, pero tampoco me voy a poner a hacer yo tal lista, busquen ustedes sus propias conclusiones.
Y no seamos hipócritas, a todos nos gusta ir a Nueva York a hacernos fotitos en la pared de Wall Street, o a Washington, y posar delante de la casa blanca o el capitolio. ¿Y les recuerdo quien construyó todas esas cosas? 
El caso es que me gusta mi vida. Me gusta no tener que mover ni un músculo para tener comida. Qué haya personas pendientes de mí y de mis necesidades. 
Siempre se ha dicho que hay clases de tipo y tipos con clase, yo me considero de los segundos.
Les diré que incluso a veces permito que ellos me bañen, fíjese lo que le digo. Y lo hago casi como un favor, porque tienen ellos más roña de la que creen que me quitan a mi.
En cualquier caso siempre pueden elegir que tipo de vida quieren llevar, yo no voy a renunciar a la mía. 
Mis tareas para hoy son: tomar el sol, rascarme las uñas y esconderle algún juguete al perro del vecino. 
Nacer perro: ¡Esa sí que sería una maldición! y no ser uno de mis esclavos… Estoy seguro de que mis humanos me adoran y que también prefieren su servidumbre a ser un saco de huesos pulgoso.
¡Miau! 


Balta M.R

Share
Tweet
Pin
Share
3 comments

 

NEUMONECTOMÍA

El paciente completamente sedado, estaba tumbado de lado sobre la sala de operaciones, su brazo derecho reposaba estirado y apoyado en su cabeza. Martín tenía los guantes ya empapados de sangre y aunque llevaba unas diez horas de trabajo a su espalda, procuraba poner toda la atención que su cansancio le permitía. 
Había hecho un corte quirúrgico entre dos costillas, esta era la mejor forma de tener acceso al pulmón.
Cómo pudo conectó algunos tubos de drenaje en el tórax para deshacerse de los líquidos que le quitaban visión. Esta vez estaba solo en la sala, no había enfermeras ni auxiliares, lo que lo complicaba todo.
Moverse por el habitáculo y tocar superficies con los mismos guantes que introducía en el cuerpo del paciente no era buena idea, aunque en esta ocasión no le quedaba más remedio. Tendría que confiar en aquello que se dice siempre acerca de la desinfección que hay dentro de un quirófano.
Desinfló el pulmón derecho para que el aire no supusiese un problema y lo extirpó. 
Cerró las costillas, los músculos y la piel con suturas. Tres horas después de que la operación empezara por fin podía darla por finalizada. 
Ojalá pudiera dejar de hacer estas cosas, encontrar otra manera. 
«Lo siento, hoy finaliza el plazo» pensó Martín observando al paciente «Y con esto pagaré lo que debo y me sobrará para algunas apuestas más»
Ahora tocaba la parte compleja, redactar un informe creíble para explicar porqué un hombre que venía con apendicitis volvía a casa con un pulmón menos. Por suerte sus veinte años de experiencia le avalan en estas situaciones.


Balta M.R

Share
Tweet
Pin
Share
1 comments

NOA


Me apresuré a cerrar la puerta cuando vi a mi hermano sentado sobre la cama. Dejé la mochila del instituto encima de la silla del escritorio y saqué los libros que contenía en silencio, ignorándolo. 
—Hola —dijo Noa. 
Continué haciendo mis cosas, coloqué una botella de agua sobre la mesa y preparé el estuche de las gafas.
—¿No me vas a hablar?
Notaba su mirada atravesándome la nuca.
— Vete de aquí —murmuré mientras terminaba de colocar.
—¿Ni siquiera vas a mirarme a la cara?
Apreté mis puños con fuerza, clavando las uñas en las palmas de la mano, el dolor me ayuda a liberar tensión.
—¡Qué te largues de mi habitación!
—No pienso irme hasta que me mires.
Odiaba cuando Noa hacía eso, cuando me manipulaba para acabar consiguiendo lo que queria. Enfadado y sabiendo que no tenía muchas opciones, le fulminé con la mirada. Por algún motivo su aire despreocupado y su dulce cara despeinada me enfadó más aún.
—Buen chico —dijo Noa sonriendo—. No has hecho lo que te pedí. 
—Por favor, déjame en paz.
—Me lo prometiste.
—No puedo hacerlo —susurré sollozando.
—Usa tu balcón.
—¿Qué?
La conversación se vio interrumpida porque papá entró en la habitación alarmado y sin llamar.
—Hijo, ¿con quién hablas?
Miré a Noa de reojo, la estúpida sonrisa no se le borraba de la cara. 
—Con nadie —mentí.
Papá movía los ojos en todas direcciones buscando, cómo si así fuera a encontrar la respuesta.
—Cariño, sé que no te gusta que saque el tema, pero… Sigues tomándote la medicación, ¿verdad?
Noa continuaba sonriendo, se levantó de la cama y se acercó a mi.
—Dile lo que quieras hermano, sabes que esto no parará hasta que lo hagas. El accidente fue su culpa y tú me prometiste venganza. «Vida por vida» dijiste.
Papá, ajeno a la situación, me miraba desconcertado. 
—Sé que no te gusta, campeón, y que la nueva doctora no te cae bien, pero la condición de que hayas vuelto al instituto y estés en casa es que sigas con tus pastillas.
Asentí levemente sin mirarle a los ojos. 
Me dí la vuelta, andé hacia las puertas balconeras, las abrí y comencé a sollozar. Mi padre me miraba pasmado y expectante, con la frente arrugada.
—¿Qué haces? —preguntó.
Me apoyé en la barandilla y miré hacia abajo. 
«Doce pisos son más que suficientes», me convencí.
Miré a Noa que me observaba confuso. 
—Vida por vida, hermano. Por fin podrás dejarme en paz. 
Y salté. Rápido y decidido. A papá no le dio tiempo a moverse y Noa no pudo llegar a manipularme. De hecho no lo volverá a hacer jamás. 


Balta M.R

Share
Tweet
Pin
Share
1 comments

EL ASCENSO


Con delicadeza, pellizqué la mejilla de María, mi compañera de trabajo:
—Al final el ascenso lo he conseguido yo. Te diría que lo siento, pero no es cierto.
María siempre solía tener la última palabra. En cada reunión, en cada discusión, en cada humillación… siempre la última palabra. Así que esperé, por si acaso esta vez no era la excepción. 
Finalmente, tras un largo silencio, cerré la puerta de la nevera.
《Después de celebrar mi merecido ascenso, llevaré la cabeza con el resto del cuerpo》.



Balta M.R


¡Recuerda seguirme en Instagram para saber cuando hay nueva publicación!

IG: @laquintaloba
Share
Tweet
Pin
Share
1 comments
Older Posts

Sobre mí

Balta M.R

¡Hola, bienvenid@ a mi blog! Mi nombre es Balta. He decidido crear este rinconcito para publicar mis relatos. Si me preguntas sobre que escribo contestaré que sobre lo que me apetece. No me define un género, escribo para disfrutar, expresarme y vaciarme por dentro. Esta es mi mejor terapia y es por ello que podrás encontrar historias muy variadas por estos lares. Muchas gracias por dedicar algo de tú tiempo en estos momentos en los que la vida va tan acelerada y es tan complicado prestarle atención a pequeñas cosas, como es este blog. Espero que disfrutes leyendo tanto como yo creando.

Entérate de las novedades

Suscribirse a La Quinta Loba

Últimas publicaciones

Sponsor

Blog Archive

  • junio 2022 (2)
  • mayo 2022 (1)
  • abril 2022 (4)
  • marzo 2022 (5)
  • febrero 2022 (3)
  • enero 2022 (1)
  • diciembre 2021 (1)
Instagram Wattpad

Created with by BeautyTemplates | Distributed by Blogger